Joe Lieberman
Ahí anda Lieberman, quien advierte a los responsables de Wikileaks que "tendrán sangre en las manos", cuando en verdad lo único que queda en evidencia es la extraordinaria hipocresía que contienen las relaciones de los diplomáticos y políticos en todo el mundo.
Lieberman es tan tonto que él cree que cerrando Wikileaks se impedirá la difusión de los otros miles de documentos en poder de la gente de Julian Assange... crear una página web es relativamente sencillo... si no se llama Wikileaks podrá tener otro nombre y si Assange no es el editor, habrá otros interesados en difundir la información.
Porque de lo que se trata es de oxigenar un poco la estructura perversa del poder sistémico que ha derivado en una sociedad en profunda crisis.
¿Y quién está por delante? ¿El individuo o el sistema? Profundo debate en el núcleo de una sociedad en teoría liberal.
Y la difusión de los datos no tiene la obligación de llamarse Wikileaks pero no será Lieberman quien impedirá la transparencia informativa, la gran contribución de internet a la opinión pública global.
Pero lo de Lieberman es peor: a él sólo le preocupa el capítulo que afecta a Israel, cuyos intereses representa en el Senado estadounidense.
Joseph Isadore Lieberman, quien el 24 de febrero cumplirá 69 años, nació en una familia judía acomodada del estado de Connecticut, estudió Derecho en la Universidad de Yale (igual que los Clinton y los Bush), y luego se dedicó a la política desde el Partido Demócrata aunque hoy día ocupa una banca por sí mismo.
Después de que Lieberman, jefe del Comité de Seguridad Nacional del Senado, obligó a la empresa Amazon a que expulsara a Wikileaks de sus servidores, ahora él lidera el reclamo para que el Gobierno estadounidense prohíba que se pueda visitar la web Wikileaks.org desde direcciones estadounidenses y se elimine esa dirección de todo el directorio de Internet.
Esta propuesta ya fue llevada a la justicia norteamericana en 2008, sin éxito: aunque un juez ilegalizó Wikileaks.org, sólo lo hizo brevemente, y la página web volvió a estar operativa en cuestión de días. (El banco Julius Baer, de Suiza y con sede en las islas Caimán, había demandado a Wikileaks por publicar una lista de clientes suyos con cuentas en negro. Acudió a la Justicia de USA porque la dirección Wikileaks.org tenía sus servicios DNS a cargo de una empresa norteamericana: Dynadot, de San Mateo, California, que registra dominios a nombre de terceros, para garantizar el anonimato de los dueños de páginas web que prefieran no revelar su identidad.
Durante 14 días, Wikileaks.org quedó inhabilitado, aunque los documentos seguían al alcance de cualquier internauta a través de la dirección Wikileaks.be, radicada en Bélgica, y a través de su dirección IP directa, http://88.80.13.160/ Decenas de organizaciones civiles y medios de comunicación solicitaron al juez que levantara la prohibición. El juez autorizó el regreso de la página web el 29 de febrero. Y el banco Julius Baer retiró la demanda dada la mala publicidad que había obtenido.). Pero ahora hay legisladores que van por la revancha.
A Lieberman se le sumó la voluminosa representante republicana Candice Miller, de Michigan: "Julian Assange y Wikileaks son criminales cuyas acciones son de gran ayuda para los terroristas y para los regímenes criminales de todo el mundo. Ya es hora de que el Gobierno cierre WikiLeaks".
Lieberman ha añadido, en un comunicado: "Hago un llamamiento a que cualquier empresa u organización del mundo que (hoy día) brinde alojamiento web a Wikileaks a que dé por terminada su relación con esa página. Con sus acciones ilegales, escandalosas y temerarias, Wikileaks ha puesto en peligro la seguridad nacional de USA y la del mundo".
La grotesca (e ignorante) ex gobernadora de Alaska y amante del Tea Party, Sarah Palin, exigió un ciberataque del Pentágono contra la página que gestiona Julian Assange y la cierre para siempre.
Alfredo Ramos Tobar