El informe de la embajada sobre los grupos de oposición cubanos en España, redactado por el embajador Eduardo Aguirre hace tres años, subraya que “varios funcionarios del Ministerio español de Asuntos Exteriores, la policía y oficiales de seguridad han identificado a Carceller como agente del Gobierno cubano, además de que respetados grupos de derechos humanos cubanos desconfían de Carceller”.
La plataforma bajo sospecha fue fundada en el año 1998 por Rigoberto Carceller, de 47 años, autorizado a salir de Cuba en 1993 después de haber cumplido prisión por su activismo en beneficio del Movimiento Cristiano de Liberación, de Oswaldo Payá. Es presentado en el cable como un hábil promotor de sí mismo. Al ser preguntado sobre su inclusión en la comunicación diplomática, Rigoberto Carceller, respondió a este periódico: “Me quedo sorprendido, pero siempre he sido una persona a la que mucha gente ha acusado de todo al no poder meterme en su molde. Yo no he sido una oveja como otros. Y como no me he doblegado ante potencias extranjeras, entre ellas Estados Unidos, pues me acusan”.
-¿Y por qué dimitió el día 24 de noviembre?
-Para dar paso a las nuevas generaciones, que tienen que ir preparándose para la transición en Cuba.
Durante muchos años, la Embajada norteamericana ha mantenido contactos con los grupos de oposición y cultiva contactos en la comunidad cubana, calculada en unas 80 mil personas. La relación de grupos recogidos en las siete páginas del despacho no completa la totalidad de los existentes. Comparado con la comunidad cubana-americana, los cubanos en España son menos activos políticamente y “muchos son inmigrantes de carácter económico, músicos, artistas y otros que buscaron mejorar su vida durante la postración de la economía cubana de los ochenta y el colapso de los noventa”.
El embajador Aguirre, de origen cubano, también recela del grupo Encuentro de la Cultura Cubana, dirigido por Annabelle Rodríguez, hija de Carlos Rafael Rodríguez, vicepresidente de la revolución cubana e histórico miembro del Buró Político del Partido Comunista cubano (PCC) fallecido en 1997. Rodríguez trabajó para Felipe González y por ello “tuvo problemas con el Gobierno cubano”. No pudo viajar a Cuba durante varios años. Mantiene vínculos de amistad con Trinidad Jiménez, ministra de Asuntos Exteriores, desde los tiempos de su integración en el equipo del ex presidente español. “Varias de nuestras fuentes afirman que Encuentro está penetrado por los servicios de inteligencia cubanos, ya que varios directivos de Encuentro entran y salen de Cuba libremente a pesar de pertenecer a esta organización”, dice el cable.
Anabelle Rodríguez, la responsable de Encuentro, de centro-izquierda, lleva más de 30 años de residencia en España, pero “continúa teniendo estrechos lazos con el liderazgo cubano a través de su hermana, casada con un oficial de las Fuerzas Armadas cubanas”.
Rafael Rubio y Matías Jove, también españoles, presiden la Asociación Española Cuba en Transición (AECT) y son políticamente cercanos al Partido Popular, aunque tienen “algunos contactos” en el PSOE. “Es una buena fuente de información”, dice el cable, que cita a la AECT como receptora de una ayuda económica de la USAID (Agencia de Ayuda al Desarrollo de Estados Unidos) “pequeña”, según otro despacho, a través del grupo Centro por una Cuba libre, con sede en Estados Unidos, “pero nos ha pedido que protejamos esta información”. Rubio reconoció ayer a este diario haber recibido fondos, “pero todos se han utilizado en costear los viajes y estancia en Cuba de personas que se entrevistan con disidentes y familiares de presos. Todo se ha dedicado a la ayuda humanitaria”.
Rubio se reunió con un funcionario de la embajada en Madrid y dijo que el entonces embajador español en La Habana, Carlos Zaldívar, era “un marxista en su fundamental percepción del mundo y, por lo tanto, incapaz de efectuar una objetiva evaluación de Cuba”.
La clasificación de las organizaciones en Madrid empieza con la Unión Liberal Cubana, presidida por Carlos Alberto Montaner, “que es principalmente una herramienta de Montaner, el destacado autor y activista que divide su tiempo entre Madrid y Miami”.
El periodista Raúl Rivero, cuya esposa, Blanca Reyes, es la representante europea de las Damas de Blanco, movilizadas en Cuba en exigencia de la liberación de sus maridos presos, es mencionado en el despacho. Rivero permanece en contacto con los disidentes en la isla y “es una buena fuente para conocer el pensamiento del régimen de Castro”. Carlos Payá, hermano de Oswaldo Payá, se dedica más a su profesión de arquitecto que al Movimiento Cristiano, informa Aguirre.
Tampoco le convence Unión del Pueblo Cubano, presidido por Elena Larrinaga, por su enfoque “mercantilista” de algunos asuntos, según indica el documento, y su apatía en la defensa de los derechos humanos.
La lista agrega a la Comisión Cubana Pro Derechos Humanos, una de las organizaciones más antiguas; Solidaridad con Cuba, “activa en Internet”, y a la Editorial Colibrí, que publica libros relacionados con Cuba.
Juan José Aznarez, El País
Nota.- Revelaciones de Wikileaks publicadas 17 de diciembre en El País, con el título “Estados Unidos sospecha de grupos de la oposición cubana en España”.