Están más allá de las ridículas leyes de la democracia burguesa.
No importa si son cinco, cincuenta o cinco millones: tienen derecho.
No importa si su expresión consiste en cortar las rutas del país (acción de guerra) o apalear automóviles, o pasearse con máscaras y garrotes, o incendiar casas, o matar policías, que no es lo mismo que matar personas.
El crimen, cuando es "social", deja de ser crimen. Tiene un solo culpable: la sociedad.