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Las Guerras Secretas de Fidel Castro: LA REVOLUCION DE ZANZIBAR You On Here » Las Guerras Secretas de Fidel Castro: LA REVOLUCION DE ZANZIBAR

En diciembre de 1963, Inglaterra concede la independencia a Zanzíbar y Pemba13, dos virtuales atolones índicos constantemente azotados por la humedad de trombas torrenciales. El proceso fue manipulado con los magistrados musulmanes, herederos de una época extinguida, fieles colaboradores del anterior arquetipo colonial de dominación indirecta, y cedida para su regencia a un déspota sultánico. Los militantes más violentos y radicales, los estudiantes y la juventud urbana, de ascendencia persa, árabe y mulata se apiñab­an en un partido elitista, el UMMA, de vocación Castro‑maoista14.

Su guía era el periodista Abderramán Mohammed (Babu), viejo fumador de opio que había sido corresponsal de la agencia noticiosa pequinesa en la zona: Sinjua. Babu tenía fuertes contactos con los chinos, aunque no era remiso con los soviéticos; sus conexiones con los cubanos datan de su estancia en Praga, y fueron canalizados por agentes soviéticos emplazados en la Federación Sindical Mundial.

La idea de promover una revolución anticolonial en Zanzíbar, se halla en las agendas políticas de Moscú, La Habana y Pequín desde fines de 1961. De forma indirecta, China, la URSS y Cuba asientan los cimientos para la futura revolución de Zanzíbar, enardecidos por las cruzadas de la descolonización africana.

La URSS establece los acercamientos con las autoridades cubanas para que el UMMA inaugure una representación en La Habana, encabezada por Alí Maffoud (marxista comorés fanático de la revolución cubana) y luego con Salím Ahmed Salím, a cargo de la secretaría política del UMMA, que viajaba continuamente por Europa Oriental. A fines de 1962 alrededor de 30 zanzibareños son trasladados en barcos soviéticos a Cuba, para recibir instrucción militar.

En medio del desenfreno de delirantes multitudes, el UMMA es declarado ilegal en los primeros días de la independencia. A fines del año 1963, el régimen de La Habana decide abrir su misión diplomática en Tanganyika con el objetivo de otear el horizonte del este africano. En diciembre de ese año, Maffoud y Babu se acercan a los cubanos en Tanganyi­ka, informándoles que el UMMA y los 30 zanzibareños entrenados militar­mente en Cuba están listos para desatar la insurrección. Se elaboró un plan factible que aprovechase la retirada militar inglesa e impidiese la consolidación del engendro sultánico, a los cuales el egipcio Nasser había prometido armas y soldados.

El 27 de diciembre, los dirigentes del UMMA sostienen una reunión con la embajada cubana en Dar es Salaam15 donde se precisa el levantamiento aprovechando la situación geográfica de las islas Zanzíbar y Pemba, y la crisis política y económica del gobierno del Sultán. En la carrera que se desata por el África Oriental, la diplomacia de Castro halla sin duda el eslabón débil de la cadena: Zanzíbar y su frágil independencia.

El Daily Telegraph detallaba entre tanto que mientras se hallaba en Dar‑es‑Salaam, durante el golpe de estado, Babu visitó frecuentemente la misión cubana16. De inmediato comienzan los preparativos revolucionarios para asaltar las brumosas guarniciones insulares. El UMMA, financiado por la embajada cubana, gestiona la compra de armas, municiones y embarcaciones. El 12 de enero de 1964, a las 6:00 de la mañana, se desencadenan las operaciones bajo el mando de John Okello, quien con parte de los zanzibareños entrenados en Cuba se apodera del aeropuerto, el palacio del Sultán y la armería; sólo la estación de policía resiste a los ataques desorgani­zados que lanza Okello.

La otra fase comprende la captura de la estación de radio, la detención del Sultán y altos funcionarios y la protección del puerto, donde llegará el resto de las bandas armadas17. Otro núcleo de los zanzibareños entrenados en Cuba, bajo las órdenes de Maffoud, se unió a los ataques contra la estación de Policía, cuyo jefe, el comision­a­do J.M. Sullivan la entrega a las 4:30 de la tarde. El Sultán, su premier, el comisiona­do de policía y otros miembros del gobierno, escaparon al atardec­er hacia Mombasa. Se anunció el nuevo régimen, integrado por el líder del partido Afrozhirazi, Abeid Karume, el jefe del UMMA, Babu, y Abdulá Kassem Hanga, el primer estudiante africano graduado de la universidad soviética Patricio Lumumba.

(Okello y seguidores)

Una semana después, el 18 de enero, el bloque soviético en pleno extiende su reconocimiento diplomático a Zanzíbar. La embajada cubana resultó un elemento importante en la victoriosa insurrección. A instancias de Babu se cabildea en favor del establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Democrática Alemana, para que la URSS le conceda asistencia inmediata desde sus bases en Hodeida (Yemen del Norte) y Egipto.

Sobre el rol de Cuba, Richard Beeton, corresponsal especial del Daily Telegraph en el este africano expresaría18 "pude hablar con los primeros refugiados británicos y americanos procedentes de la Isla que arribaron hoy a Dar es Salaam. Muchos de ellos expresaban que habían visto a varios cubanos armados, que hablaban español entre sí y que dirigían a los "luchadores por la libertad".[] ..fuentes de inteligencia me han confirmado que el "mariscal de campo" Okello, un ex‑Mau Mau, había regresado recientemente de La Habana..[] ..uno de los refugiados, Mr. Peter Delafosse y dos estudiantes holandeses de vacaciones en Zanzíbar, Mr. Van Vesterloo y Mr. Gouvernour, también reportaron haber visto cubanos vestidos con el traje de campaña del ejército de Castro"

(Abeid Karume y Julius Nyerere)

Los cubanos y los soviéticos estaban descontentos con la negativa del presidente de Tanganyika, Julius Nyerere en reconocer al gobierno de Zanzíbar. Nyerere, un maestro de escuela ascendido a agorero revolucionario ungido por las masas, mantenía aún en su ejército la oficialidad británica colonial y disponía de vínculos directos con los servicios de inteligencia de Londres. Poco después se amotinan en Tanganyika dos batallones de rifleros, que estaban conectados a elementos de extrema izquierda encabezados por Oscar Kambona, canciller de Nyerere.

El levantamiento militar, desarrollado con precisión, muestra una eficiencia que no correspondía a un simple amotin­amiento de soldados. No sólo fue conocido con antelación por las embajadas de Cuba y la URSS, sino que en gran medida lo habían alentado. Las embajadas del bloque soviético en Tanganyika, en especial las de Cuba y la URSS trataban de minar la posición del presidente Nyerere y lograr que lo reemplazase su canciller, Kambona, hombre clave de los soviéticos para la zona y cabeza de una red africana que cooperaba con la KGB. Sin embargo, en el bloque soviético se desconocía que Kambona era un doble agente, y que respondía también a los servicios secretos británicos.

La plataforma de los amotinados incluía reivindicaciones para los soldados, un mayor alineamiento con el bloque soviético, el reconocimiento de Zanzíbar y la separación económica y política de Tanganyika de la mancomunidad británica de naciones, el Commonwealth. En una declaración en Londres, Lord Salisbury expresó que había pruebas de que los sucesos de Zanzíbar y el amotinamiento del ejército en Tanganyika habían sido propulsados por Cuba y la URSS, con el fin de alterar todo el plano político en el África Oriental19.

Del libro Las Guerras Secretas de Castro, Por Juan F. Benemelis
Baracutey Cubano

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