El Ibex 35 ha cerrado su semana más negra desde el rescate de Grecia a principios de mayo con una caída del 7%. Pone así fin a cinco días de sufrimiento y ventas indiscriminadas. El miedo al colapso de Europa se ha llevado por delante a los bancos españoles, y con ellos, a la confianza en la quinta economía de la zona euro, un gigante cuya solvencia está en tela de juicio.
Los problemas comenzaron el lunes con el rescate de Irlanda, un pozo sin fondo que consumirá 85.000 millones del dinero apartado por los socios comunitarios para instrumentar rescates. Fue un palo en toda regla, porque el gobierno irlandés había negado por activa y por pasiva que necesitase los fondos, exactamente lo mismo que hizo Grecia y lo que ha indicado hoy España.
En esta peligrosa partida de póker que juegan gobiernos y especuladores, las cartas están marcadas. Y aunque los dirigentes políticos se empeñen en negar la realidad, quienes tienen el dinero por castigo y lo mueven en los mercados para su beneficio saben a qué palo quedarse. Hay de muchos tipos; desde quienes se forran con los bonos, hasta los que hacen caja con la debilidad del euro, pasando por quienes apuestan directamente contra las bolsas. Para todos ha habido tarta esta semana.
Lo malo de jugar a la lotería en que se han convertido las bolsas es que te toquen las papeletas equivocadas. Y esas son las que le han tocado a Portugal. Muerta y enterrada Irlanda, los inversores han encontrado en el vecino luso la diana perfecta. De poco o nada importa que haya aprobado hoy mismo uno de los presupuestos más extremos de su historia. El mercado ya descuenta que será rescatada. La cuestión es quien vendrá después, porque si es España, todos tenemos un problema.
Serían no menos de 350.000 millones los que habría que colocar en la hucha de un Zapatero que parece no darse por aludido, y cuyos ministros insisten en negar por el artículo 33 que no habrá más reformas. La ministra Salgado incluso va más allá tras afirma hoy que el Tesoro emitirá menos de deuda de aquí a 2011 porque se lo puede permitir.
Sin embargo, en el mercado de renta fija piensan otra cosa porque la prima de riesgo (lo que demandan los inversores por comprar nuestra deuda) se ha disparado hoy hasta el récord de 264 puntos. Quizás Salgado quiso decir más bien que a estos precios no colocará más emisiones. Y razón no le falta, si de verdad tiene que ser a estos precios.
En este estado de nervios se han movido las bolsas en una semana para olvidar y en la que Corea del Norte ha querido poner su ‘granito de arena’ tras atacar con misiles una isla de su vecino y enemigo Corea del Sur. Es otro foco al que habrá que estar atentos porque la tensión entre ambos estados está todavía abierta y podría estallar en cualquier momento.
En el resto de Europa, los principales homólogos del Ibex han terminado la sesión de hoy con recortes de entre el 0,4% y el 0,8%. Es poco en comparación con el 1,8% que ha retrocedido el selectivo. Desde luego, los más tocados moral y físicamente han sido los bancos, que en la semana cierran con fuertes pérdidas: Santander (-11,7%), BBVA (-8,6%), Banesto (-8,04%), Bankinter (-8,18%), Sabadell (-4,97%) y Popular (-5,21%).
A las entidades financieras les ha hecho polvo la desconfianza en España, y también la noticia de que Bruselas repetirá los test de estrés que pasaron sin problemas lo quebrados bancos irlandeses. Las dudas son muy razonables.
¿Para qué sirvieron estas pruebas? El Banco de España ha dicho que los nuestros son todavía válidos. Pero el mercado parece que tampoco se lo ha creído. Lo mismo que no se cree que Portugal vaya a pasar sin ayuda financiera. En idéntico caso de escepticismo parece estar Almunia, quien no se cree que en España sea oro todo lo que reluce y no haya ningún esqueleto en el armario. Y Axel Weber, el vicepresidente del BCE, ya dejó caer ayer la posibilidad de ampliar la hucha de los rescates…por si acaso. Porque ahora mismo, son todo dudas.
26/11/2010 | JOSÉ JIMÉNEZ