Sin embargo, aunque el futuro es incierto para WikiLeaks, el portal dedicado a difundir información secreta ha abierto una caja de Pandora que, al igual que el mito, será difícil volver a cerrar.
WikiLeaks, que ha desencadenado una alarma mundial en varios gobiernos al difundir una catarata de cables diplomáticos secretos de EEUU, enfrenta ataques en el ciberespacio y en el terreno legal. El portal es objeto de ataques de ciberintrusos e incluso lo han echado de su servidor en Estados Unidos.
``Pase lo que pase al nombre del dominio y a la organización, la idea desencadenada por WikiLeaks continuará'', pronosticó Joshua Benton, director del Laboratorio Nieman de Periodismo.
Ben Laurie, experto en seguridad informativa que asesoró a WikiLeaks antes de lanzar su espacio en el 2006, coincidió. ``El concepto no morirá'', dijo.
Poco se sabe sobre el funcionamiento de WikiLeaks. No tiene sede, pocos colaboradores pagos, pero un rostro público famoso en Assange, un australiano de 39 años sin domicilio permanente.
Aparece en las portadas de periódicos y revistas en todo el mundo, aunque no se le ha visto en público desde hace un mes.
Assange, que está en algún sitio en Gran Bretaña, es objeto de una orden de arresto europea emitida por las autoridades suecas, que le acusan de violación, agresión sexual y coerción.
Si la Policía británica lo arresta, probablemente quedará involucrado en una prolongada batalla legal para resistir la extradición y podría ir preso, lo que reduciría todavía más su capacidad para operar.
Assange niega los cargos suecos, que su abogado británico, Mark Stephens, dice derivan de ``una disputa sobre sexo consensual pero sin protección''. Agregó que Assange estaba dispuesto a hablar con los fiscales suecos.
Assange también se ha hecho de poderosos enemigos en EEUU, sobre todo después de que WikiLeaks difundió miles de registros secretos sobre las guerras en Irak y Afganistán.
Con las revelaciones más recientes, varios políticos estadounidenses han demandado que se le juzgue por espionaje, o algo peor todavía. La ex candidata presidencial republicana Sarah Palin preguntó en Facebook: ``¿Por qué no se le ha perseguido con la misma urgencia que perseguimos a los líderes de Al-Qaida y el Talibán?''.
El australiano admitió que es ahora el blanco. ``A fin de cuentas, alguien debe responsabilizarse ante el público y solamente un liderazgo dispuesto a tener valentía en público puede sugerir genuinamente que las fuentes se arriesguen por el bien común'', manifestó durante una sesión de preguntas y respuestas en el cibersitio del periódico The Guardian.
JILL LAWLESS / AP