"Eso fue de gran ayuda. Me habría disgustado no tener esas confidencias", dice Wright acerca de los documentos que obtuvo, incluso sobre el modo como el Departamento de Estado lidió con el Talibán en Afganistán. Ve la ventaja a corto plazo que representa WikiLeaks, aunque se pregunta si libros como el suyo no serán más difíciles de escribir.
"Me preocupa que haya un retroceso en términos de clasificación, de modo que más informaciones que puedan ser consideradas meramente confidenciales terminen como ultrasecreto y al margen de una mayor distribución, y que la gente en el terreno que pueda poner ese conocimiento en acción no tenga acceso a ellos".
Historiadores y escritores están fascinados y preocupados por las revelaciones más recientes de WikiLeaks, una organización que publica material filtrado, fundada por Julian Assange, quien ha puesto en situación embarazosa al gobierno estadounidense y a líderes mundiales con sus revelaciones, y es buscado a fines de interrogatorio en un caso de violación. Acogen de buen grado la información oportuna y no censurada sobre asuntos mundiales, pero temen la posibilidad de que menos funcionarios del gobierno tengan acceso a información o no estén dispuestos a dar sus opiniones por escrito.
Las comunicaciones secretas demuestran que Estados Unidos todavía está confundido por las ambiciones nucleares de Corea del Norte, que Irán parece haber recibido misiles avanzados capaces de llegar a Europa occidental, y que el Departamento de Estado pidió a sus diplomáticos recolectar muestras de ADN y otra información personal sobre líderes extranjeros.
En Washington, el Departamento de Estado desconectó los archivos de sus computadoras de la red clasificada del gobierno, dijeron funcionarios. Al cortar ese vínculo temporalmente, Estados Unidos reduce significativamente el número de empleados del gobierno que pueden leer mensajes diplomáticos importantes.
James Mann, cuyos libros incluyen uno sobre las relaciones de Estados Unidos con China, dijo que los historiadores pondrán en contexto los documentos de WikiLeaks.
"Los memos cuentan episodios, a veces muy interesantes, pero no toda la historia. Y sí, también provocarán un retroceso, en cierta medida la negativa a incluir información en los cables del Departamento de Estado, pero más generalmente la restricción en la distribución de dichos cables dentro del gobierno", dijo Mann.
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