Sin embargo, el cargo contra Assange refleja la inusualmente amplia definición de ese delito que incluyen las leyes suecas.
Suecia se enorgullece de su tradición de igualdad de los sexos y de respeto por la justicia y es éste mismo legado el que hace que la definición legal de violación implique un nivel muy bajo de coerción. Una amenaza leve o el uso de la fuerza en un gesto menor, como tironear de un brazo, pueden llevar a una acusación penal. Tener relaciones sexuales con una persona dormida, ebria o inconsciente también se puede clasificar como violación.
La acusación se desprende de los encuentros sexuales de Assange con dos mujeres en Suecia. Una era una admiradora que se sintió halagada por una invitación a cenar con quien consideraba un defensor de la libertad de expresión. La otra, una simpatizante que le prestó su departamento al activista.
Es posible darse cierta idea de lo que pasó en esos encuentros a partir de informes de la policía sueca, gran parte de cuyos contenidos fueron censurados, y de los detalles revelados el martes en una audiencia judicial en Gran Bretaña.
Al parecer, en ambos casos hubo coqueteos que llevaron a una relación sexual, pero las acusaciones dicen que Assange se habría excedido al negarse a usar un preservativo, en un caso, y al tener relaciones, sin condón, con la otra mujer mientras dormía.
Los nombres de las mujeres no aparecen en los documentos judiciales y The Associated Press no suele divulgar las identidades de presuntas víctimas de violación.
Assange, de 39 años y nacionalidad australiana, niega haber cometido violaciones y sus abogados dicen que los cargos tienen motivaciones políticas. Cuando lo interrogaron en Suecia el 30 de agosto, Assange corroboró en líneas generales el relato de una de las mujeres pero, según parece en un documento censurado en gran parte, insistió en que el encuentro sexual fue de mutuo acuerdo en su totalidad.
Una de las mujeres dijo a la policía que estaba obsesionada con conocer a quien consideraba un héroe de los derechos civiles, "interesante, valiente y admirable".
Tras asistir a una conferencia que Assange dio en Suecia, lo conoció en persona y fue invitada a una cena, en la que se sentó junto a él. Coquetearon y ella se sintió "halagada", según dijo. Más tarde, fueron al cine y, dos días después, ella lo invitó a su casa.
Pero para entonces, dijo la mujer, "la pasión y el entusiasmo habían desaparecido", pues en el viaje en tren Assange se conectó a su computadora para leer acerca de él en Twitter. "Prestó más atención a la computadora que a ella", señalan los reportes policiales.
La mujer declaró que, en su departamento, Assange la sujetó y se negó a usar un preservativo, según dijo un abogado británico.
La otra mujer, una académica feminista de 31 años, le prestó su departamento a Assange mientras ella estaba de viaje. Sin embargo, regresó antes de lo previsto y ambos acordaron que el australiano siguiera alojado allí.
Los dos salieron a cenar y volvieron a tomar té al departamento, donde se prodigaron gestos de cariño. Durante la noche, dijo la mujer en su denuncia policial, Assange abusó sexualmente de ella. El martes en la corte, el abogado de la denunciante aseguró que Assange tuvo relaciones sexuales con ella sin usar preservativo cuando estaba dormida.
El australiano se quedó en el departamento una semana, mientras la primera mujer intentaba infructuosamente comunicarse con él. Finalmente, encontró el lugar donde el australiano se hospedaba y conoció a la segunda presunta víctima.
Las dos mujeres se contaron lo sucedido y decidieron hablar con la policía, lo que llevó a que presentaran denuncias por violación.
MALIN RISING