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Doce preguntas sobre la crisis de los cohetes de octubre de 1962 You On Here » Doce preguntas sobre la crisis de los cohetes de octubre de 1962

Una de las consecuencias inesperadas del fin de la guerra fría fue que los mentirosos de ambas partes (léase espías y oficiales de inteligencia) aunaron sus esfuerzos para desinformarnos. Por ejemplo, hace unos años se dieron cita en La Habana nada menos que Robert McNamara, Alexei Aleseyev, Sergio Mikoyan, Fidel Castro y otros desinformadores profesionales. El tema: la crisis de los cohetes de octubre de 1962.

La crisis, que supuestamente comenzó cuando un avión U-2 norteamericano descubrió que la Unión Soviética había instalado bases de cohetes estratégicos nucleares en Cuba, es todavía un tema candente en la historia de la guerra fría. Documentos desclasificados hace unos años, así como innumerables nuevos libros sobre el tema, nos han brindado una visión, aterradora por cierto, de los peligrosos momentos en que, según estos autores, el mundo se vio al borde de la guerra nuclear. Según éstos, las piezas que faltaban al rompecabezas encajan perfectamente para darnos una imagen coherente de lo que en realidad pasó durante la crisis. Tal vez demasiado perfectamente. A pesar de todo lo que se ha escrito, alguna interrogantes continúan sin ser respondidas convincentemente. A continuación ofrezco algunas piezas del rompecabezas que todavía no encajan.

1. Según Nikita Jrushchov, la idea de situar cohetes nucleares en Cuba para defender al gobierno de Fidel Castro de un ataque norteamericano se le ocurrió durante un viaje que hizo a Bulgaria del 14 al 20 de mayo de 1962. Pero unos pocos días antes, el 5 de mayo, el embajador cubano Faure Chomón había regresado definitivamente de Moscú y su sucesor, Carlos Olivares, quien fue designado doce días después, todavía permanecía en Cuba sin presentar sus cartas credenciales al gobierno soviético. El inesperado reemplazo de Chomón y su urgente regreso a Cuba coincidió con el descubrimiento y la ulterior neutralización por Fidel Castro de un intento de golpe de estado contra el líder cubano. El fallido golpe estaba coordinado por el embajador Soviético en La Habana Sergei Kudryavtsev, y secundado por Aníbal Escalante y varios miembros del pro-soviético Partido Socialista Popular.

Kudryavtsev, a quien Barron en su libro KGB considera un “maestro en subversión”, tenía otra ocupación a más de ser embajador. Su trabajo real consistía en actuar como alto oficial de la inteligencia Soviética en La Habana y preparar la condiciones para una toma del poder por los rusos después de que Casto fuese depuesto. Pero Castro descubrió el complot y Kudryavtsev fue expulsado sumariamente de Cuba conjuntamente con un grupo de funcionarios de su embajada y agentes de la KGB el 20 de mayo de 1962, sin que le diesen tiempo ni para preparar su equipaje. Como los altos oficiales de la inteligencia Soviética nunca actúan a motu propio, se deduce que Kudryavtsev, en sus actividades anticastristas, cumplía órdenes directas de la alta dirigencia Soviética, posiblemente del propio Jrushchov.

En lenguaje diplomático cuando dos países retiran respectivamente sus embajadores se dice que las relaciones están a un nivel muy bajo, generalmente a punto de romperse. ¿Por qué fue precisamente después de un fallido intento de derrocar a Fidel Castro y cuando las relaciones de los dos países eran muy poco cordiales, que a Jrushchov se le ocurrió la peregrina idea de situar cohetes nucleares en Cuba para defender a Castro de un ataque norteamericano? ¿Sería que Jrushchov estaba loco o era masoquista?

2. Según la mayoría de los autores norteamericanos que han estudiado la crisis, un elemento clave en la exitosa solución de ésta por el Presidente Kennedy fue el importante papel que jugó el coronel Oleg Penkovsky, un coronel de la inteligencia militar Soviética (GRU) que un tiempo antes había sido reclutado por la CIA. Fue una extraordinaria coincidencia, afirman estos autores, que unos meses antes Penkovsky hubiese facilitado a la CIA un ejemplar del manual de operación del mismo tipo de cohete que los soviéticos luego emplazaron en Cuba. Penkovsky fue apresado por las autoridades Soviéticas unos día antes de declarase la crisis y, según se afirma, condenado a muerte y ejecutado meses después. Aún hoy la CIA considera el reclutamiento de Penkovsky como uno de sus grandes éxitos, que contribuyó sobremanera a restaurar el prestigio perdido por la Agencia después del sonado fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos.

Pero altos oficiales del MI6, el servicio de inteligencia británico, tenían una idea muy diferente sobre Penkovsky. Para ellos, que fueron en realidad los que hicieron los primeros contactos con el oficial Soviético y luego se lo pasaron a la CIA, Penkovsky no fue sino el elemento principal de una operación de desinformación de la inteligencia Soviética. Aparte de la forma irregular en que Penkovsky fue reclutado --Penkovsky trató en varias ocasiones de hacerse reclutar por la inteligencia británica, pero éstos siempre lo rechazaron por considerarlo un agente provocador--, existe irrefutable evidencia de que, desde su primer contacto con los británicos, la inteligencia soviética estaba al tanto de las actividades de Penkovsky.

Por esta y otras razones, Peter Wright, el famoso caza-espías inglés y ex-subdirector del MI5 (el FBI británico), está convencido de que Penkovsky era en realidad un elemento clave en una operación soviética de desinformación. James Jesus Angleton, quien a la sazón era jefe de contrainteligencia de la CIA, también tenía grandes sospechas de que Penkovsky era un agente de desinformación al servicio de la inteligencia Soviética.

De modo que si, como todo indica, Penkovsky en realidad trabajaba para los servicios de inteligencia Soviéticos, o éstos lo tenían bajo estrecha vigilancia porque desde el principio conocían de su traición, ¿por qué la inteligencia Soviética permitió que Penkovsky le pasara a la CIA información tan minuciosa sobre los cohetes que luego les sirvió a los norteamericanos para identificarlos perfectamente en suelo cubano y actuar en consecuencia?

3. Según documentos secretos del gobierno soviético, puestos hace unos años al alcance de los investigadores, los oficiales soviéticos en Cuba tenían completa autonomía sobre el uso de los cohetes nucleares, hasta el punto de poderlos usar a discreción sin la expresa autorización de Moscú. De ser esto cierto, ello habría violado todos los procedimientos establecidos por las fuerzas armadas Soviéticas sobre el uso de armas nucleares.

Los Soviéticos han sido siempre muy cuidadosos en el control de las armas atómicas, al punto que, aunque los oficiales de artillería coheteril tenían control sobre los cohetes, las ojivas nucleares permanecían aparte, controladas por unidades especiales Spetsnaz de la KGB, y la colocación de las ojivas nucleares en los cohetes sólo se hacía siguiendo expresas órdenes, estrictamente validadas, del alto mando Soviético después de haber sido autorizadas por el Primer Ministro. Estas regulaciones estaban vigentes antes de la crisis y se mantuvieron después de ésta. Entonces, ¿por qué los Soviéticos, según se alega en el caso de los cohetes en Cuba, violaron tan drásticamente sus rigurosos procedimientos de seguridad establecidos por la doctrina militar Soviética sobre el uso de armas nucleares?

4. En su número del 24 de noviembre de 1990, la revista francesa Le Monde publicó partes de un discurso secreto que Fidel Castro dirigió al comité central de su Partido Comunista de Cuba en 1968, en el que confesó su “extraordinario amor” por los cohetes nucleares. Se sabe que, el 22 de octubre, en un momento crítico de la crisis, unidades del ejército cubano tomaron por asalto y ocuparon durante varias horas una batería de cohetes soviéticos en la provincia de Oriente, hasta que fueron desalojados por unidades especiales soviéticas, con fuertes bajas de ambas partes. El inusitado hecho fue publicado en el Washington Times por Daniel Ellsberg, a la sazón analista de inteligencia del Departamento de Defensa norteamericano, y luego confirmado por Adrián Montoro, ex-director de Radio Habana Cuba, en un artículo que éste último escribió para el New York Times.

Los que participaron en la crisis del lado norteamericano comentaron en varias ocasiones la inexplicable insensatez de Jrushchov al colocar cohetes nucleares en Cuba. Todos estuvieron de acuerdo en que tan sólo un cohete nuclear disparado desde Cuba hacia los Estados Unidos habría provocado una devastadora respuesta militar norteamericana dirigida no sólo contra Cuba, sino también contra la Unión Soviética. ¿Por qué Jrushchov, que no tenía un pelo de tonto y que conocía perfectamente del extraordinario amor que el gatillo alegre Fidel sentía por los cohetes, le permitió colocarse tan peligrosamente cerca del gatillo nuclear que podría traer la destrucción total de la Unión Soviética?

5. Según la historia oficial, lo que acabó de convencer a Castro, que al principio no las tenía todas consigo sobre la idea de aceptar los cohetes, fue la certidumbre de que el presidente Kennedy planeaba un ataque a la isla. La prueba definitiva le fue presentada en las notas confidenciales de una conversación que Alexei Adzhubei, director de Izvestia y yerno de Jrushchov, había tenido días antes en Hyannis Port, Massachussets, con el presidente Kennedy. Según Adzhubei, Kennedy había traído a colación el tema de la invasión soviética a Hungría en 1956, recordándole que en esa ocasión los Estados Unidos no habían intervenido. Esto, según los soviéticos, era una clara advertencia de que, cuando los norteamericanos invadiesen a Cuba, los soviéticos, en reciprocidad, debían abstenerse de intervenir.

El problema con esta teoría es que la parte norteamericana ha negado una y otra vez que Kennedy hubiese siquiera mencionado a Hungría durante la entrevista y menos aún que los norteamericanos tuviesen planes para una invasión de Cuba. Toda la información al respecto parece confirmar la veracidad de la versión norteamericana del hecho. Según parece, el informe secreto de Adzhubei fue una mentira especialmente concebida para convencer a Castro de que aceptara los cohetes. ¿Por qué Jrushchov tenía tanto interés en que Castro aceptara los cohetes que llegó al punto de mentirle sobre una inminente agresión norteamericana que en realidad no existía?

6. Lo que Fidel Castro realmente deseaba en ese momento era que la Unión Soviética lo admitiera en el Pacto de Varsovia o que, cuando menos, firmara un tratado independiente con su gobierno. Pero, según Jrushchov, la mejor solución para proteger al gobierno de Fidel Castro de una invasión norteamericana era instalar bases de cohetes nucleares en Cuba.

Según documentos secretos soviéticos dados a la luz hace unos años, cuando los norteamericanos descubrieron las bases los cohetes, éstos ya estaban listos para ser disparados, y las ojivas nucleares ya se hallaban en la isla, listas para ser colocadas en los cohetes. Pero, sorpresivamente, Jrushchov cedió a la presión norteamericana y retiró las bases de cohetes de Cuba. En sus memorias, el líder soviético alega que su decisión se debió a que recibió pruebas concretas de que Kennedy había decidido lanzar un ataque contra Cuba.

De lo anterior se deduce que Jrushchov colocó cohetes nucleares en Cuba para desalentar o repeler un ataque norteamericano a la isla, y luego los retiró cuando supo que se iba a producir un ataque norteamericano a la isla. Esto no puede explicarse debido a cobardía o ineptitud, porque las fuerzas armadas soviéticas demostraron muchas veces su valentía y dominio de la técnica militar en los combates contra los nazis. ¿Por qué, entonces, Jrushchov retiró los cohetes en el preciso momento en que éstos podían haber sido usados para el fin por el cual habían sido instalados en Cuba? Como dirían en mi pueblo, esta explicación no tiene ni pies ni cabeza.

7. La mayoría de los autores norteamericanos que han estudiado la crisis consideran que Jrushchov cometió un enorme error de cálculo cuando colocó cohetes nucleares en Cuba, pues en vez de desalentar un ataque norteamericano, en realidad lo alentó. Pero hay elementos que hacen pensar que, contrariamente a lo que estos autores alegan, Jrushchov no cometió error de cálculo alguno.

En su estimado nacional de inteligencia (NIE) circulado el mes de septiembre, tan sólo unos días antes de la crisis, la CIA, a pesar de todos los rumores de que los soviéticos estaban construyendo bases de cohetes estratégicos en Cuba, se negó a considerar esta posibilidad. La principal razón, según los expertos y analistas de inteligencia de la CIA, era que los soviéticos nunca habían traslado ojivas nucleares más allá de sus fronteras. Otra razón importante era que Jrushchov tenía que estar consciente de que la instalación de bases de cohetes nucleares en Cuba desataría un devastador ataque norteamericano contra la isla. Documentos secretos soviéticos y referencias al hecho en las propias memorias de Jrushchov parecen confirmar este criterio. Si es esto cierto, ¿por qué Jrushchov construyó las bases a sabiendas de que, lejos de desalentarla, esto seguramente provocaría un ataque norteamericano?

8. Uno de los aspectos que más llamó la atención de los analistas de inteligencia norteamericanos fue que los rusos no hubiesen enmascarado las bases de cohetes estratégicos. En las fotos tomadas por los U-2, las bases aparecen perfectamente definidas, sin ningún tipo de camouflage que los oculte. Esto es muy extraño, porque los soviéticos eran expertos en enmascaramiento. La maskirovka siempre constituyó un aspecto importante de la táctica militar soviética, y las técnicas de enmascaramiento recibían una atención especial en las escuela militares soviéticas. Sin embargo, no fue hasta el 23 de Octubre, un día después de que Kennedy anunció en televisión el descubrimiento de los cohetes, que los soviéticos comenzaron apresuradamente a enmascarar las instalaciones en la bases.

El hecho de que los oficiales soviéticos no camouflaran las instalaciones de las bases causó hondo malestar entre algunos altos oficiales cubanos, entre ellos Che Guevara. En un discurso secreto pronunciado meses después a altos miembros de su partido “comunista”, Castro comentó el inexplicable hecho, y dijo que él pensaba que los soviéticos lo habían hecho a propósito. Si, tal como todo indica, lo anterior es cierto, ¿por qué los soviéticos querían que los norteamericanos descubrieran los cohetes?

9. Las instalaciones que parecían ser bases de cohetes nucleares estaban rodeadas de baterías de cohetes antiaéreos (SAMs), cuyo propósito fundamental era protegerlas contra incursiones aéreas, particularmente de aviones espías. Pero estudiantes de ingeniería de la Universidad de La Habana, que habían sido asignados como asesores a las unidades de radar de las bases de SAMs, observaron como las pantallas de radar mostraban los U-2 sobrevolando las bases, sin que los oficiales soviéticos hicieran el mínimo intento por derribarlos.

La indignación de los cubanos, que no comprendían la causa de la inacción de los soviéticos, fue tan grande que en algunas bases llegó casi a la sublevación. Sólo la presencia del Ché Guevara, llamado urgentemente a las bases, logró calmarlos. Sin embargo, cuando a su vez le informó de la situación en las bases a Castro, Guevara le confesó que él tampoco la comprendía. ¿Por qué los soviéticos no derribaron los aviones norteamericanos con las baterías de cohetes cuyo único propósito era derribar los aviones norteamericanos?

10. Según la versión oficial norteamericana de los hechos, lo que desató la crisis fueron las fotos tomadas por un avión espía U-2 el 14 de octubre. Lo cierto es que desde agosto los servicios de inteligencia norteamericanos tenían la certeza de que había bases de cohetes en suelo cubano. Entre el 31 de agosto y el 10 de octubre el senador Kenneth Keating había hecho catorce declaraciones públicas y diez discursos en el senado, denunciando la inacción de la administración del presidente Kennedy ante la existencia de las bases de cohetes en la parte occidental de Cuba. Refugiados cubanos, que procedentes de Cuba llegaban a la Florida por centenares, comentaban sobre las extrañas actividades de los rusos en la parte occidental de la isla.

Sin embargo, a pesar de que todos los indicios apuntaban hacia occidente, Kennedy sorpresivamente prohibió que los U-2 volaran sobre la parte occidental de Cuba, y los vuelos se concentraron en la región oriental. No fue hasta que la presión de Keating y la opinión publica se hicieron intolerables que Kennedy ordenó reanudar los vuelos sobre la parte occidental de la isla. Fue en este primer vuelo después de la reanudación que un avión U-2 fotografió las bases de cohetes. ¿Por qué razón Kennedy no deseaba que los U-2 descubrieran los cohetes soviéticos en Cuba?

11. Según la versión oficial norteamericana, las excelentes fotografías tomadas por el U-2 el 14 de octubre brindaron la evidencia incontrovertible de la presencia de cohetes nucleares en Cuba. Pero en realidad nadie vio los famosos cohetes. Lo que todos hemos visto son las fotos de los cohetes. Pero, tal como expresó Magritte con su famoso cuadro representando una pipa, pero con el pie de grabado Ceci nes’t pas une pipe (Esto no es una pipa) una foto de un cohete no es un cohete.
En su libro El ejército soviético, el ex-oficial Victor Suborov narra cómo, al comienzo de los sesenta, los cohetes nucleares que desfilaban por la plaza roja eran una engañifa. Los rusos, expertos en el arte de la maskirovka y la desinfomatzia desde los tiempos de Potemkin, construyeron durante la segunda guerra mundial una gigantesca fábrica en los montes Urales dedicada exclusivamente a la fabricación de todo tipo de material de guerra de utilería, desde tanques de guerra de caucho inflables hasta aviones MiG de madera y cartón piedra.

Posteriormente la CIA confesó que no tenía agentes en suelo cubano que hubiesen podido verificar efectivamente la existencia real de los cohetes. Cuando los soviéticos los embarcaron de vuelta hacia la Unión Soviética, Kennedy tuvo una excelente oportunidad de abordar los barcos y verificar la retirada de los cohetes, pero no lo hizo. ¿Por qué Kennedy decidió no verificar la existencia de los cohetes y su salida real de Cuba?

Más aún, las fotos de los U-2, que supuestamente brindaron la prueba incontrovertible de la existencia de cohetes nucleares en suelo cubano, han sido publicadas en alta resolución en la internet. Sorpresivamente, lo que las fotos muestras son unos objetos largos cubiertos con carpas de lona. Los tan cacareados cohetes nucleares no aparecen por ninguna parte. ¿Por qué la mayoría de los libros y artículos sobre la crisis siguen manteniendo la teoría engañosa de que las fotos de los U-2 brindaron la prueba incontrovertible de que había cohetes nucleares en suelo cubano, cuando los cohetes no se ven por parte alguna?

12. Según documentos recientemente desclasificados, y confesiones de los propios oficiales soviéticos que participaron en la operación, cuando los cohetes fueron descubiertos las ojivas nucleares para éstos ya estaban en Cuba, y fueron devueltas a la Unión Soviética después que Jrushchov lo ordenó. Sin embargo, todos los documentos norteamericanos de la crisis repiten una y otro vez que, aunque suponían que las ojivas nucleares estaban en suelo cubano, esto nunca se comprobó. Además, como Kennedy se negó a autorizar la verificación en alta mar, tampoco se pudo constatar la presencia de las ojivas nucleares.

Pero hay un hecho aún mas importante. Ya desde el comienzo de los sesenta los norteamericanos poseían la tecnología necesaria para la detección a distancia de radiaciones gamma procedentes de ojivas nucleares. Por esta fecha ya habían instalado en el estrecho de los Dardanelos unos equipos poderosos capaces de detectar radiaciones, y la presencia de ojivas nucleares, en submarinos soviéticos que navegaran el estrecho. Sin embargo, ninguno de los documentos oficiales producidos durante la crisis ha reportado información de que estos equipos hubiesen registrado radiación procedente de los buques soviéticos que cruzaron el estrecho supuestamente llevando las ojivas nucleares a Cuba.

Muchas de las fotos publicadas sobre la crisis muestran aviones de la marina norteamericana sobrevolando los buques soviéticos a sólo unos pocos metros por encima de los mástiles. Es de suponer que algunos de estos aviones llevasen equipos capaces de detectar radiaciones gamma. Pero no hay información alguna de que se hayan detectado radiaciones provenientes de ojivas nucleares en los buques que en teoría transportaban los cohetes de regreso a la Unión Soviética. De modo que, si de verdad había ojivas nucleares en Cuba, ¿por qué nunca se detectaron radiaciones procedentes de éstas?

Como dije anteriormente, los desinformadores profesionales se han aliado para hacernos creer que, en lo tocante a la crisis de los cohetes, ya todo está dicho y explicado. Sin embargo, las interrogantes persisten, y una respuesta coherente a estas preguntas posiblemente nos brinde una historia muy distinta de la que los desinformadores profesionales de uno y otro bando se afanan en hacernos creer. Mientras tanto, y en espera de las respuestas, por mucho que estos señores me juren y afirmen que era una liebre, yo sigo convencido de que era un gato.

Sin embargo, una pregunta lógica nos puede venir a la mente: ¿Por qué estos desinformadores profesionales dedican tanto tiempo y esfuerzo en enturbiar las aguas de la historia? La respuesta es relativamente sencilla: Porque, fieles al principio Orwelliano de que quien controla el pasado controla el presente y el futuro, al darle credibilidad a falsos miedos pasados (la guerra fría) los desinformadores le dan credibilidad a falsos miedos presentes (la guerra contra el terrorismo).
Las preguntas formuladas en el presente trabajo están ampliamente contestadas en mi libro The Nuclear Deception: Nikita Khrushchev and the Cuban Missile Crisis y, más recientemente, en mi libro Psychological warfare and the New World Order: The Secret War Against the American People.
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Servando González es un historiador, semiólogo y analista de inteligencia norteamericano nacido en Cuba. Servando es el autor de Observando, Historia herética de la revolución fidelista, The Secret Fidel Castro: Deconstructing the Symbol, The Nuclear Deception: Nikita Khrushchev and the Cuban Missile Crisis y La madre de todas las conspiraciones: una novela de ideas subversivas, así como de los documentales Treason in America: The Council on Foreign Relations y Partners in Treason: The CFR-CIA-Castro Connection.

Su último libro, Psychological Warfare and the New World Order: The Secret War Against the American People acaba de ser publicado y puede adquirirse en Amazon.com. Más información sobre el libro en http://www.psywarandnwo.com/

por Servando González
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